miércoles, 22 de octubre de 2014

ENCUENTRO CON EL POETA JOSÉ IGLESIAS BENÍTEZ



José Iglesias entre varios de los asistentes al encuentro.
 El poeta josé Iglesias junto al coordinador del club, Diego fernández y Pedro miguel Ponce.
Durante el acto de presentación del libro.





JOSÉ IGLESIAS MANTUVO UN ENCUENTRO DE AUTOR CON EL CLUB DE LECTURA VALERIA QUE SIRVIÓ PARA MARCAR EL INICIO DE LA TEMPORADA 2014-2015 PARA EL CLUB. POSTERIORMENTE, PRESENTÓ SU NUEVO LIBRO “LA VOZ Y EL TIEMPO”(ANTOLOGÍA POÉTICA 1983-2013)

El poeta extremeño, afincado en Madrid, José Iglesias Benítez presentó el pasado sábado, día 11 de octubre, en el salón de actos del Centro de Ocio de Campanario su antología poética, publicada recientemente, La voz y el tiempo. 
Antes de la presentación de su nuevo libro, José Iglesias mantuvo un dilatado y cercano encuentro con los miembros de los clubes  de lectura de Campanario y de la vecina localidad de La Coronada que habían leido su libro durante el pasado verano. En él, los asistentes tuvieron la oportunidad de acercarse a la poesía de este autor a través de sus comentarios y preguntas que les acercaron muchas claves de la obra poética y de la calidez y calidad humana de José Iglesias. También hubo tiempo para  disertar en torno a la poesía y al acto poético. No faltaron  en este encuentro numerosas recitaciones de sus poemas, tanto por parte del autor como de algunos de los asistentes. El encuentro marcó el inicio de las actividades del club de lectura Valeria para la nueva temporada.
En el posterior acto de la presentación del libro, organizado por el Fondo Cultural Valeria  con la colaboración del Excmo. Ayuntamiento, intervinieron el concejal de cultura D. Diego Murillo, el presidente de Valeria, D. Juan Pedro Escudero, D. Antonio Ventura Díaz Díaz y el propio poeta.





Os dejamos aquí el texto de la presentación que  hizo el coordinador del club antes de dar paso a nuestra tertulia:
 
Nos dice José Iglesias: “si se calla mi voz, queda mi verso”.  Hoy tenemos su voz  y, aquí, están sus versos en esta antología,  La voz y el tiempo,  que no deja de ser un retrato del hombre y del poeta que nos acompaña y en la que se recoge gran parte de su voz y gran parte de su tiempo.
Y, en este retrato que, como los buenos vinos, ha ido envejeciendo con el  paso del tiempo, ganando en sabor y  sin perder ninguna esencia, José Iglesias, Pepe, nos nace en el amor (Cuando el amor me llama), en ese amor siempre presente en su poesía con múltiples caras y que, aquí,  se personifica en su esposa, en Marian, “porque le ofreció sus dedos cubiertos de cerezas” y porque, desde entonces, viene encargándose de que “todo esté en su sitio” y, en ese todo, no queda más remedio, está muy presente la poesía. Porque, Pepe, no es que quiera ser poeta, sino que nació poeta del mismo modo que nació en Villalba de los Barros y eso no se elige, aunque es preciso tomar conciencia de ello y él lo hace.
Lo hace muy pronto, con su segundo libro: En esta lenta soledad del día. En sus versos se confiesa ya poeta y toma conciencia de lo que ello significa. Y en él nos habla del verso y del poema , del hombre y del poeta, de su lucha; del placer y del dolor que produce el escribir… Y nos dice : “¡Cómo duele verterse por la pluma!”. Porque así ocurre cuando se escribe de verdad y cuando “se asoman cada tarde las palabras a los ojos” y uno no puede ni quiere cerrarlos.
Pero, lo mismo que nació poeta, Pepe, también- ya lo hemos dicho- nació en esta tierra, en Extremadura, y, como tantos y tantos otros tuvo que irse a vivir fuera de ella y en Madrid, esa ciudad “inhóspita”, esa “tierra de nadie” “ donde muere Dios sobre el asfalto”, se sintió “desterrado” y, entonces, “le dolió la pena”. Y esa pena dio lugar a su  Clamor de la memoria, donde buscó refugio en el amor y en los recuerdos en un conjunto de magníficos poemas.
Por entonces, Madrid, aún no le había guiñado el ojo y en este libro- necesario- dejó su grito y su desahogo que le sirvió para comenzar a volar más ligero.
Es a partir de este momento cuando  el hombre y el poeta comprendieron que era necesario convivir con la ciudad sin más remedio y, aunque la tierra siempre estuviera presente, habría que llevarse mejor con el asfalto. Y, así, en Ritual de la inocencia, sin perder para nada sus raíces, se le descubre  algo más urbanita, más amplio, más universal… El poeta ha madurado como hombre y como poeta, y se percibe.  Desde una contemplación más interior y más profunda nos lleva, de la mano del amor, al placer, pero también al miedo, a las dudas, a la soledad, a la tristeza y hasta a la agonía. El verso, como el poeta, se ha vuelto más libre y, aunque siga presente el soneto- benditos sonetos los de Pepe-, se atisba un nuevo caminar.
No ha perdido nada en el camino y seguimos gozando del trigo candeal, de espliegos y de tomillos, pero al volver al pueblo, al poeta “se le esconden las almas de las cosas” porque, ahora, percibe con más intensidad aquello que ya sabía: que “ viven y mueren a solas los poetas” porque “ vivir es arduo empeño / si se tiene costumbre / de arder contracorriente”.

Y así llegamos hasta Revelaciones, su último libro publicado antes de esta antología y que, para mi, representa la culminación de esa madurez de la que antes hablábamos. Aquí ya, Pepe, también es de Madrid, de esa “tierra de nadie” que, ahora, es también suya. A los recuerdos de la tierra, se le han unido los recuerdos de la ciudad y es la hora de cobrarles esa deuda. La soledad del poeta percibe la incomunicación y la soledad del hombre que vive entre la multitud y su adentra en la oscuridad de la noche urbana para escudriñar en sus misterios.
Y lo hace desde la sabiduría de ser un poeta múltiple, un poeta que maneja con maestría todos los registros y sabe comunicarlos.Utiliza para ello recursos temáticos muy suyos como el amor o su idilio con las culturas clásicas como en el extraordinario poema de “Justiniano en presencia de Procopio…” que nos remite a su “Trajano visita Emerita…”, pero también aparecen nuevas y exquisitas revelaciones que nos anuncian una nueva etapa. 
Como pasó con su Clamor de la memoria , opino que este nuevo desahogo servirá para ver seguir creciendo a este gran poeta que es ya, José Iglesias Benítez, porque percibo que cada vez sabe mejor, palabra, porque escribe...
Aquí está y aquí os lo dejo, “donde su alma comienza a ser de carne…”


Diego Fernández González
"Piropo"

No hay comentarios:

Publicar un comentario