miércoles, 10 de abril de 2013


“TU ROSTRO MAÑANA”. 1. FIEBRE Y LANZA. JAVIER MARÍAS

El viernes, 15 de marzo, nos reunimos para comentar la primera parte de “ Tu rostro mañana” de Javier Marías. El librillo, anexo a la obra, que recoge la entrevista de Michel Braudeau a Javier Marías, “ A propósito de un tal Javier Marías”,se inicia con una cita de este último. “ No sé que se entiende por ser plenamente comprendido. Como si uno escribiera libros para que lo comprendieran” Esta frase encierra gran parte de la esencia de esta novela que, más que para ser comprendida, esta escrita para que el lector realice el ejercicio de comprenderse.

Así se demostró en nuestra reunión, en la que todos estuvimos de acuerdo en que esta novela está repleta de profundas reflexiones y divagaciones; de conjeturas y circunloquios; de digresiones y pensamientos, de los que fuimos comentando muchos. En este libro ( novela de pensamiento y de pensamientos, entre relato y ensayo), el narrador nos acompaña, en un tiempo presente que enlaza con el pasado ( guerra civil española y segunda guerra mundial) y el futuro, a través de un hilo argumental muy simple en el que pasan muchas cosas.

La reflexión principal gira entre el hablar y el callar y, esencialmente, sobre el silencio. Silencio de Nin, de los que vivieron la segunda gran guerra, de su padre… Silencios y gestos, palabras y secretos, que también pueden ser interpretados si se mira en la gente su rostro mañana, lo que pueden llegar a ser o a hacer en situaciones extremas que puedan presentárseles. También existe la historia subyacente que se mueve en la normalidad, en la preocupación y la añoranza de sus seres más queridos, su mujer y sus hijos.

Aparecen aquí, confianza y traición, verdad y mentira, el tiempo, la suerte… Porque ”lo importante está siempre ahí, en el tiempo perdido, en lo gratuito y en lo que parece superfluo”(286)- “Quien esté dispuesto a ver, al final ve casi siempre”

Javier Marías, no mira al lector, escribe y, por ello, lo deja en suspense y, sin pensarlo mucho, salta de un tema a otro, de una intrahistoria a otra, y “ se va”, se pierde en sus divagaciones y sólo vuelve cuando le parece bien, cuando “lo otro” ha concluido en su mente, al menos, en ese momento. Esto hace a veces que nos hayamos sentido al leerlo algo perdidos para, después, volver a encontrarnos. Porque su prosa es magnífica y personal, no en vano bebe en su oficio de traductor de los más grandes maestros y se nota. No oculta su ir más allá, sus disgregaciones sobre palabras en desuso, sus juegos entre el inglés y el español, sus referencias a grandes poetas y a autores como Shakespeare y Cervantes, porque para él “ Hablan los libros en mitad de la noche como habla el río”.
A los asistentes a la reunión, también estuvo claro que este libro nos había comenzado a hablar y a decirnos muchas cosas. Esperamos que, en la segunda y tercera parte nos las siga diciendo.

Diego Fernández



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